El frío no es un detonante para migrar sino la falta de alimento (las aves no padecen el frío si cuentan con alimento para mantener su elevado metabolismo). Por ello las aves insectívoras estrictas (ej., papamoscas cerrojillo, Ficedula hypoleuca) son de las más sensibles a la llegada del invierno. Las especies no migrantes deben poseer dietas variadas para aprovechar al máximo los recursos estacionales. Algunas incluso desarrollan almacenes externos de alimento (ej., carbonero garrapinos, Periparus ater, y herrerillo capuchino, Parus cristatus).
jueves, 20 de octubre de 2011
Migraciones
Muchos hábitats son de productividad estacional. Las respuestas de los animales a estos ambientes es de 4 tipos: ignorarlos por completo disminuir la actividad metabólica en las épocas restrictivas mantener la actividad mediante adaptaciones especiales migrar a otras regiones en las épocas desfavorables. Las aves han optado mayoritariamente por las dos últimas posibilidades. Cerca de 4000 spp. son migrantes habituales, bastantes menos se las apañan con adaptaciones especiales para no migrar y las restantes viven en ambientes estables no estacionales por lo que no necesitan migrar., como es el caso de los agapornis. La migración se produce habitualmente entre un área de cría y un área de reposo. La mayor parte de las masas continentales están en el Hemisferio Norte. Por ello la mayor parte de los migrantes viven y crían en verano en el Norte y en los días previos al invierno viajan hacia latitudes más bajas del Hemisferio Norte (migrantes de media distancia) o incluso hacia el Hemisferio Sur (migrantes de larga distancia). Las aves se orientan por el magnetismo terrestre, por la posición de las estrellas, durante la noche, y por la inclinación del sol, durante el día. Experimentos ingeniosos han demostrado estos puntos, así como que parte de las habilidades migratorias tienen componentes innatas y componentes aprendidas.
El frío no es un detonante para migrar sino la falta de alimento (las aves no padecen el frío si cuentan con alimento para mantener su elevado metabolismo). Por ello las aves insectívoras estrictas (ej., papamoscas cerrojillo, Ficedula hypoleuca) son de las más sensibles a la llegada del invierno. Las especies no migrantes deben poseer dietas variadas para aprovechar al máximo los recursos estacionales. Algunas incluso desarrollan almacenes externos de alimento (ej., carbonero garrapinos, Periparus ater, y herrerillo capuchino, Parus cristatus).
El frío no es un detonante para migrar sino la falta de alimento (las aves no padecen el frío si cuentan con alimento para mantener su elevado metabolismo). Por ello las aves insectívoras estrictas (ej., papamoscas cerrojillo, Ficedula hypoleuca) son de las más sensibles a la llegada del invierno. Las especies no migrantes deben poseer dietas variadas para aprovechar al máximo los recursos estacionales. Algunas incluso desarrollan almacenes externos de alimento (ej., carbonero garrapinos, Periparus ater, y herrerillo capuchino, Parus cristatus).
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